Las Polaroid ocupan un lugar especial en el mundo de la fotografía, sobre todo desde el desarrollo de las técnicas digitales. La impresión al instante y la ausencia de herramientas de edición aportan a estas singulares imágenes un realismo cautivador: en ningún otro medio fotográfico, el momento se materializa con tanta sinceridad y rapidez.

A lo largo de su carrera, Helmut Newton utilizó las Polaroid no solo por su carácter poético, sino también como una herramienta fundamental para poner a prueba la iluminación y la composición antes de empezar una sesión. Muchos fotógrafos se deshicieron de esas pruebas. Sin embargo, por suerte para nosotros, Newton las guardó, lo que ha permitido a su viuda, June Newton, reunir esta fascinante perspectiva entre bambalinas de algunas de sus mejores sesiones, desde clásicos desnudos en Milán hasta sesiones con vestuario de látex en St. Tropez.

Estas instantáneas de los setenta, ochenta y noventa, en las que se perciben ciertas dobleces o notas a mano, son similares a los esbozos de preparación previos a obras maestras de la pintura. Además de descubrir secretos fascinantes del proceso y la dirección creativa de Newton, son obras de arte por derecho propio y un testamento histórico de una época ya pasada de la fotografía de moda.