Este libro explora las relaciones existentes entre educación, arte y motricidad. Las autoras sostienen que la adquisición de las destrezas motrices, especialmente las praxias, no se logra con propuestas de actividades manuales estereotipadas, rutinarias, repetitivas y pautadas. Fundamentan sus ideas en los aportes provenientes de la pedagogía, la didáctica, la psicomotricidad y la educación artística, entre otros campos de conocimiento. Sostienen, además, que la incorporación de algunas manifestaciones del arte contemporáneo en la educación inicial y primeros años escolares dota de nuevos sentidos a las relaciones existentes entre cuerpo, espacio tridimensional y creaciones en volumen. Es cierto que el desarrollo de las praxias requiere del dominio segmentario de la mano y de los dedos, pero se sostiene en un cuerpo que debe sentirse libre para moverse, jugar y crear. Para que este cambio conceptual se haga efectivo, es necesario que los educadores comprendan que todas las propuestas que requieran la ejecución de praxias deben tener sentido y significado para los niños en el marco de situaciones que los desafíen y les demanden el uso de su cuerpo y de sus manos en el marco de procesos expresivos.